"Ponle un límite..." ha sido una de las frases más escuchadas durante mi vida cuando alguien da un consejo sobre una relación (ya sea de amistad o amorosa) cuando las cosas parecen ir mal.
A veces dejamos que la gente que nos rodea atraviese demás nuestro espacio personal, dejamos que hagan cosas con las que no nos sentimos cómodos y los dejamos porque son nuestros "amigos", es nuestra "familia", es nuestra "pareja" o simplemente queremos evitar un conflicto.
Decir no cuando realmente no deseamos algo y decir sí cuando lo queremos es la clave para aprender a poner límites. Decidir por ti y tu conveniencia no te hace egocéntrico ni egoísta, te hace independiente; siempre y cuando no se interponga con la libertad de alguien más. Mi libertad termina, donde comienza la tuya.
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