Todos hemos escuchado por lo menos una vez en la vida ese dicho popular "eres lo que comes", pero ¿qué tan cierto puede llegar a ser? Los seres humanos estamos compuestos de células que a su vez conforman tejidos; cada célula parte de un tejido, necesita materia prima para producirse. Como el ser humano no es maquinaria perfecta, debe conseguir la materia prima del exterior, es decir lo que comemos.
En un día puedes obtener distintos nutrientes de los alimentos, puedes obtener proteína de carne de res o bien de lentejas, puedes obtener carbohidratos de una galleta o de un plato de espinaca, puedes obtener grasa de un aguacate o de papas fritas. Al final del día, sin importar lo que comas, puede que estés logrando consumir la cantidad de nutrientes que tu cuerpo necesita. Lo que nos lleva al siguiente punto ¿que calidad de materia prima estamos metiendo a nuestro cuerpo? ¿Es equivalente construir una casa con varillas de metal y concreto a realizarla con palitos de madera y lodo? La calidad de nuestros alimentos influye directamente en la "calidad" de nuestros tejidos. No es lo mismo alimentar el cerebro con azucares de frutas que con azúcar refinada de un panquecito.
Y tú, ¿de qué estás hecho?
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