¿Te imaginas poder ser director de tu propia película y convertirla en comedia, romance o terror a tu antojo? Ya lo eres, nuestra imaginación es nuestro proyector y cada día producimos nuestras propias tragedias o comedias románticas; somos nuestros héroes, nuestros villanos o espectadores.
Cuando tenemos un problema y nuestro cerebro trata de ayudar creando posibles escenarios para mediar o buscar una solución, podemos llegar a ser los directores más crueles y arruinar el guion de nuestras películas provocando más ansiedad e incertidumbre con nuestros escenarios catastróficos.
Controlar nuestros pensamientos no es tarea fácil, pero aprendamos a meter el freno de mano al tren de nuestros pensamientos para evitar ser presas de nuestra ansiedad. Recuerda que eres el director, que eres tú quien está produciendo y dirigiendo. Lleva tu película a un escenario más favorecedor.
No es fácil frenar nuestros pensamientos, pero puedes crear distracciones saludables para dejar descansar a tu cerebro. Realiza ejercicio, salir a correr o a caminar siempre nos ayuda a aclarar un poco la cabeza y darles su justo valor a las cosas. Además, producirán endorfinas que te sacarán de tus pensamientos viciosos.
Si bien el ejercicio no te convence, haz un rompecabezas, dibuja o escribe. Encontrar nuevas actividades que nos permitan distraernos es cuestión de tiempo y paciencia. Intenta nuevos métodos y cuéntame qué te funcionó, te leo
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