Esperar que el universo o la deidad de preferencia nos solucionen el desastre que hemos creado solitos, ya no es opción. A veces podemos tener la solución o las herramientas en nuestra nariz, pero sin un poco de esfuerzo nuestra parte por solucionar las cosas, jamás sabremos cómo es que la gallina llegó al otro lado.
Comienza por definir los problemas que tienes; busca la raíz del conflicto pregúntate ¿qué va mal o que ocurre en mi vida que deseo cambiar? Analiza las causas de los problemas para poder buscar una solución; desglosa la situación para saber qué quieres conseguir y empezar a planear qué necesitas hacer para obtenerlo.
Genera alternativas, busca diferentes ángulos para observar la situación desde fuera, cambia la táctica con la que sueles visualizas el conflicto para generar el cambio. Pon en práctica distintas resoluciones para no quedarte con lo que siempre haces; la evolución, el cambio y el crecimiento están en ti.
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